jueves, 11 de agosto de 2011

04 Otra vez sin ferry...

Salimos del camping Glaros y seguimos camino hacia Atenas.
Llegamos al Camping Athens. Muy recomendable; bien comunicado con el centro, muy limpio...
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No puedo escribir nada nuevo sobre Atenas y sus ruinas. Incluso me sentía ridículo fotografiando la Acrópolis tan archiconocida y millones de veces fotografiada.
Solo puedo decir que hay que ir, pasear por las calles de Atenas viendo como la Acrópolis aparece y se oculta al final de las calles, al atardecer parece revestida de oro; hay que acercarse lentamente, ir subiendo poco a poco los enormes escalones y acariciar el mármol de las paredes; respirarlo; cerrar los ojos y dejarse llevar unos cuantos cientos de años atrás... casi puedes imaginarte en túnica y sandalias.

Partenón



Estadio Panatenaico





Templo de Zeus





Después de despertar el sueño vamos a comprar un billete de ferry para ir de Atenas a Xios, y de allí iremos a Izmir. Imposible. De nuevo está todo reservado. No hay billete hasta dentro de 8 días así que ponemos la brújula rumbo al Norte, hacia Estambul, a unos 1200 kms de Atenas.

Dos días de viaje y estamos en Estambul. No teníamos prevista esta ruta así que no preparamos nada para esta ciudad. Pero nos acordamos del Camping Londra en el que ya estuvimos hace unos años.
Cuando llegamos a él nos encontramos un circuito de karts en su lugar. Ops! Pero Alí seguía allí.
Alí nació en Turquía, cerca de la frontera con Siria. Trabajó 35 años en el Camping Londra, en Estambul, pero los propietarios lo cerraron porque los karts son más rentables, y él se quedó sin trabajo. Ahora está jubilado y redondea su pensión llevando a una especie de camping-parking a los turistas despistados como nosotros que aún aterrizan en el Londra. Cobra 10 euros por el paseo, de unos 20 minutos.
También hace de guía turístico por la ciudad, conduciendo su R12 color crema de hace 25 años.
Alí habla inglés lo suficientemente bien como para tener largas charlas con sus clientes, a los que por supuesto siempre llama ‘amigos’.
El día siguiente, mientras callejeábamos por Estambul, un coche empezó a tocar el claxon insistentemente. Parecía que su conductor nos hacía señas. Siguió tocando el claxon hasta que nos dimos cuenta de que era él.
Cambió de carril, se subió a un bordillo, le gritó a dos conductores para que se apartasen, y consiguió llegar hasta nosotros. Sonriente nos llamó por nuestros nombres saludando efusivamente, demostrando a los clientes que llevaba en ese momento lo orgulloso que se siente de conocer a los turistas, y que éstos le saluden y le agradezcan el trabajo que hace.

El sitio al que nos ha llevado es un parking desde el que se llega a la Mezquita Azul andando en 10 minutos.
Es un parking junto a un campo de fútbol. Los vestuarios del campo son los aseos y duchas de este improvisado camping. También hay conexión 220V.
El parking está junto al mar, y junto a un mercado de pescado. En uno de los puestos compramos diferentes tipos de pescado, y en otro puesto nos lo cocinan y nos damos un homenaje!