martes, 16 de agosto de 2011

05 Estambul - Ankara (I)

Miguel tiene 25 años y lleva varios días en el parking de caravanas del campo de fútbol de Estambul.


Llegó reventado después de pedalear 80 días desde Madrid, pero no le dejaban quedarse en el parking. Como no tenía muchas más fuerzas para seguir buscando un sitio se dejó caer en el suelo y dijo: de aquí no me muevo. Y aquí sigue.
Está de camino a Australia en una bici en la que lleva 70 kilitos de equipaje. Para semejante viaje estuvo entrenando en un carril bici de Pozuelo, ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta, imagino que cientos de kilómetros.
El día que definitivamente salió de viaje la familia y algunos amigos fueron despedirle a la puerta de su casa. Imagino los besos y abrazos, incluso lágrimas. La preocupación de una madre...
Según él mismo cuenta, se subió a la bici y se puso a pedalear por el carril bici que tantas veces había recorrido durante su entrenamiento. Pero no había preparado demasiado la ruta y al terminar el carril bici no sabía por dónde se iba a Australia así que tuvo que preguntar cuál era la carretera a Barcelona.


Issabelle y Jordi, volaron a Alemania con billete de ida. Y volvieron con una preciosa VW y otro billete de ida: esta vez a India, y por tierra.


La VW parece sacada del garaje cada día. Está impoluta, recién pintada, ordenada y muy limpia. Da igual que intentes cogerles desprevenidos: corres de improviso hasta ella, miras por la ventana, y parece que acaban de salir de casa rumbo a la aventura.
A Issabelle la encuentras detrás de un montón de tatuajes que recorren su cuerpo. Es belga y habla español perfectamente. Le gusta cocinar, y por lo que pudimos comprobar lo hace realmente bien.
Jordi es interiorista. Se libró de un marrón (por culpa de la crisis) en el último momento, y al ver las orejas al lobo decidió poner tierra de por medio, en concreto la que hay entre El Raval e India, que es a donde se dirigen.
Su aparato se le calienta demasiado fácil, hablo de su furgo claro, así que llegando a Estambul con el calor del verano decidieron quedarse aquí esperando tiempos más frescos. Llevan 3 semanas y quizá aguanten una o dos semanas más.

Mientras estos tres Mosqueteros (con cariño chavales!) compartían sombra y charla en el parking, nosotros nos fuimos a recorrer la ciudad.
Ya habíamos estado antes pero teníamos algunas visitas pendientes. Tampoco puedo contar yo nada nuevo sobre Estambul. En los libros está todo escrito así que mejor consultarlo allí.
Además, agosto debe ser el peor mes para venir a Estambul. Está lleno, lleno, lleno, lleno, pero llenísimo de gente. Hay colas para entrar en cualquier sitio y se hace casi imposible aislarse del bullicio si quieres visitar el centro. Claro que si te gusta el bullicio es fantástico.
Lo más interesante fue ver cómo los musulmanes practicantes ocupaban cualquier rincón de la ciudad una vez escondido el sol para comer y beber, después de todo un día de ayuno a más de 30 grados. Están en el Ramadán.






Detrás de la Mezquita Azul está el Four Seasons, con una terraza impresionante y unas alucinantes vistas sobre el Bósforo, la parte Asiática de Estambul, Santa Sofía, y la propia Mezquita Azul.
Frente a este exclusivo hotel está el hotel Alaturka. Mucho más modesto, con las cervezas a mitad de precio pero con una terraza similar a la del Four Seasons.