jueves, 8 de diciembre de 2011

22 Atravesando Pakistán hacia India (II)

Quetta:
















Una vez resuelto el problema del rodamiento dejamos el desierto de Baluchistán y salimos hacia los verdes campos del centro de Pakistán, con intención de cruzar el río Indo.
Esa noche fue una de las peores del viaje. Llevábamos muchas horas conduciendo, había anochecido, y queríamos parar a dormir. Así se lo hicimos saber a la patrulla que nos escoltaba. Pero en el fondo ellos lo que quieren es librarse de problemas así que nos iban pasando de una escolta a otra prometiéndonos que en 10 kms podríamos parar a dormir. Así pasaron 140 interminables kms, hasta que llegamos a un control con unos 15 ó 20 policías, y decidimos plantarnos.
No nos dejaban dormir allí, según ellos era un área muy peligrosa. Después de discutir con ellos 15 minutos acepto conducir 3 kms más adelante para visitar el sitio ‘seguro’ donde nos prometen que podemos pasar la noche.
Es curioso, en medio de la nada un punto es peligroso pero 3 kms más allá deja de serlo.
Llego a ese lugar seguro acompañado de 4 policías, y me encuentro en una gasolinera.
No entiendo nada, pero si dicen que allí podemos dormir y no nos van a molestar no tenemos inconveniente en conducir esos 3 kms más, así que vuelvo a recoger al resto del equipo y nos trasladamos.
Es la una de la noche y estamos muy cansados. Nos duchamos, y sin cenar caemos redondos sobre la cama. Dos pickup y 4 policías montan guardia a nuestro alrededor.
A las 3 de la noche nos despertamos sobresaltados por gritos y los ruidos de gente golpeando nuestros vehículos. Miro por la ventana y veo de nuevo a 15 policías gritándonos para que nos vayamos de allí. Discuto con ellos, estamos durmiendo donde ellos nos han indicado! Nos piden que nos traslademos 10 kms, hasta la Estación de Policía más cercana. Viene el jefe, el boss, el sheriff, y nos pide cortésmente que le acompañemos. Con la misma cortesía le explico que eso no es posible, que son las 3 de la mañana, y que solo nos quedan 4 horas para intentar descansar.
Se va y deja allí a 6 policías que encienden las luces de la gasolinera, ponen la música a tope, se dedican a hablar entre ellos a grito pelado cerca de nuestras furgonetas...
No quieren que nos quedemos y hacen lo posible para sacarnos de nuestras casillas y que nos larguemos.
Casi lo consiguen, pero el cansancio hace que caigamos redondos de nuevo.
A las 6 de la mañana vuelven a tocar la diana aporreando las furgonetas con más fuerza.
Nos gritan ‘good morning’ y sonríen, para ellos es una fiesta. No tenemos mucha más opción que levantarnos, abrir las puertas y mentar a todas sus familias!
Recuerdo lo que pasaba por mi cabeza en aquel momento: ‘cuando llegue a India y recuerde esta noche me parecerá gracioso, pero ahora estoy de una mala ost....!’

Este fue el lugar fuera de peligro en el que pasamos la noche.


Carretera y manta. Cuarto día de controles, registros, cambios de escolta... Y llegamos a Bahalwalpur, donde pasamos la noche en un hotel.


Parece que en esta zona está el límite de la seguridad, así que al día siguiente podemos salir del hotel sin escolta y nos planteamos llegar hasta la frontera con India, y cruzarla claro!
Para recorrer los primeros 100 kms necesitamos 3 horas. Asfalto muy malo; tráfico de camiones que nunca se apartan; carretera llena de niños que van al colegio; carros tirados por burros o vacas o camellos; vendedores ambulantes; accidentes; obras...
A partir de ahí la carretera es un sueño, dos carriles en cada sentido de buen asfalto durante 400 kms. Pero la frontera cierra temprano para celebrar esa especie de desfile entre los guardias de ambos países, así que no podemos despistarnos.
Llegamos en el último momento, ya estaban cerrando la verja, pero nos dejan pasar.


Estamos solos así que el papeleo se hace muy rápido. En 10 minutos ya estamos entrando en el edificio de la frontera india.


Sonrisas, buenas caras, ‘bienvenidos a India, llegáis por los pelos’, ji, ji, ja, ja.
Rellenamos los documentos y entregamos los pasaportes con los visados.
Respuesta del funcionario de turno:
Isa, tu visado es falso.
Jorge, tu pasaporte está dañado.
Os denegamos la entrada en el país.

Después de conducir 10/12 horas al día durante los últimos 8 días, después de sufrir 4 días de escolta policial, después de llegar por los pelos a la frontera... ahora nos dicen que no entramos!?
Menudo show que montamos! Isa gritando lo más alto que podía, Jordi de rodillas pidiendo explicaciones, los hijos de los franceses llorando, yo golpeando al pobre Defender que no tenía ninguna culpa... Rompí mis gafas de sol, mi dedo acabó destrozado de tanto puñetazo...
En ese momento me doy cuenta de que ya hemos salido de Pakistán y no tenemos otro visado para volver a entrar, así que se lo digo a uno de los tipos que retiene mi pasaporte.
Me mira con cara de pocos amigos y dice algo que interpreto como: ‘Ah sí? Listillo? Ahora mismo coges tu coche y te vienes conmigo’.
Me lleva hasta la verja de Pakistán, me encierra en una oficina y vuelve a la media hora.
- No hay problema- dice – la policía pakistaní te aceptará en cuanto termine el desfile! Te vas a Islamabad a tu embajada, que te arreglen ese (despojo de) pasaporte, y si quieres vuelves por aquí!

Me cago en todo lo que se menea!!!!

Le sugiero, ya amablemente, que me deje entrar en el país, que al día siguiente sin falta yo me voy a mi embajada en Delhi para que me arreglen el dichoso pasaporte, y que en cuanto esté arreglado me presento en la comisaría, o en el Ministerio de Asuntos Exteriores si hace falta, para que todos nos quedemos satisfechos.

Su respuesta, -No!!

La mía, -Cabróóóóón...!!!

Después de varias horas, sin más, cuando ya no nos quejábamos, vienen y nos dicen que nos aceptan. Que han comprobado el visado de Isa y que a pesar de que el sello no es correcto el número de visado sí lo es. A mí me dicen que sea buen chico y pase por mi embajada a arreglar el pasaporte.
En cuanto tuve ocasión compré pegamento rápido y yo mismo hice una reparación casera.
Ahora suena gracioso, pero la rabia y la impotencia que sentimos en aquel momento...